15 jul 2010

Lealtad recíproca

Posted on 22:52 by Eleniux

Siempre fieles, cariñosos, comprensivos, acompañantes incondicionales, amigos como pocos, traviesos, inquietos, divertidos, adorables protectores; los perros juegan un papel importante en el día a día de nuestra sociedad.

Nos gusten o no, nos encontramos en constante contacto con ellos, ya sea que formen parte de nuestra familia, de la del vecino, del conserje de la primaria, del de la tiendita o del novio o novia en cuestión.

Sus herramientas de conquista son innumerables: una mirada inocente y transparente, un pelo suavecito y acariciable, una cola reguilete que nos recuerda cuán contentos están de vernos, un beso y compañía a un dueño deprimido, un lengüetazo en el raspón de la rodilla que te hiciste al caer de la bici, un calefactor natural para los pies fríos en días de lluvia mientras ves una película, un amigo celoso que no permite que un extraño te abrace… en fin.

Y qué decir del perrito callejero, de aquél que te acompañó mientras comías un sándwich en el parque con la esperanza de recibir un pedacito de tan espléndido manjar.  O aquél que  te sigue hasta la parada del camión cuando vas a la escuela. Sería injusto olvidar a aquél que te advirtió de algún peligro sin siquiera conocerte, haciendo un esfuerzo por darte a notar que no debes seguir en cierto rumbo o con cierta acción. Algunos afortunados ponen tanto empeño en cuidarnos y acompañarnos, que logran pasar de ser un perro callejero expuesto al frío y hambre, para convertirse en un famoso y muy bien agradecido solo-vino.

Desafortunadamente, dentro de los perros callejeros, también están aquellos que nos despiertan un sentimiento de asco inevitable por posibles enfermedades o heridas; los que representan una molestia al adoptar como costumbre hacer sus necesidades en la fachada de nuestra casa o que tienen problemas de conducta o agresividad y se vuelven un peligro latente para la comunidad que los rodea, volviéndose una lacra social. No debemos perder de vista que la contaminación fecal por parte de estos animales impacta suelo, agua y aire, representando un foco de infección importante.

Pero también los perros domésticos pueden llegar a convertirse en este tipo de carga, al caer en manos de personas que no cuentan con el tiempo y paciencia para educarlos, la disposición para atenderlos o los recursos de alimento o espacio para mantenerlos. Cuando adquirimos una mascota, debemos estar bien conscientes de la responsabilidad que esto conlleva; tener un perro como mascota en la familia representa muchos beneficios, pero antes de hacerlo siempre es conveniente analizar nuestras capacidades y posibilidades. Somos humanos y los errores son nuestra naturaleza, pero si nos encontramos en una situación en la cual ya no sabemos que hacer con nuestra mascota, lo mas sensato es deshacernos de ella en forma responsable llevándolos a alguna fundación o centro de adopción en lugar de abandonarlos a su suerte en la calle.

¡La solución no es la eutanasia! En ninguno de los dos casos aquí planteados. A final de cuentas, estamos hablando de vida, de vida de seres que han demostrado tener un alma, pensamiento, sentimientos, capacidad de adaptación y razonamiento; no es como tirar un celular obsoleto a la basura (¡eso tampoco lo hagan, porfa! Prefiero no cambiar el ejemplo, para luego platicar de esto).

Pero entonces, ¿cuál es la opción? La respuesta es esterilización y adopción. Por medio de estas dos opciones, lograremos disminuir de forma significativa la sobrepoblación canina en las calles y con ello, por ende, los problemas de contaminación y sanidad en general. Además, la conducta de los perros que han sido esterilizados mejora, volviéndose mas tranquilos. Por otro lado, si adoptamos un perro, estaremos combatiendo la práctica de criaderos bajo condiciones inadecuadas para los animales con el único fin de lucrar con ellos, además de estar otorgando la posibilidad de una vida mejor a un perro ya nacido.

Si el objetivo es realmente atacar el problema de la sobreexplotación canina, una opción inteligente sería que las perreras municipales contribuyan en esta labor cambiando su forma de operación, sustituyendo la eutanasia por la esterilización. Afortunadamente ya existe cierta iniciativa por parte de fundaciones o activistas independientes que nos ofrecen una opción de adopción o bien, de esterilización mas barata o incluso gratuita; el camino apenas comienza y es muy largo, contribuyamos con nuestro granito de arena.

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